El coronavirus ha puesto de relieve la eficacia de las vacunas en el control epidemiológico, especialmente en ámbitos tan vulnerables como el caso de las residencias sociosanitarias. La pandemia ha supuesto un fiel reflejo de la estrecha relación existente entre la respuesta inmune y la edad.

El envejecimiento incide de forma directa en la respuesta inmune de nuestro organismo y afecta a la eficacia de las vacunas. “La inmunosenescencia es parcialmente responsable de la prevalencia de las enfermedades infecciosas y de la baja eficacia de la vacunación en las personas mayores”, asegura Rosa Mª Piñeiro ante las cámaras de Fuden TV, y resalta la importancia de la enfermera comunitaria en las residencias en un contexto donde se convive con patologías crónicas.  “La Enfermera de Práctica Avanzada (EPA) es el punto clave en las residencias por la elevada cronicidad que tenemos actualmente en el envejecimiento”.  Piñeiro ahonda en que el tipo de “cuidados específicos” que llevan a cabo las EPAS y sus competencias en salud e investigación son fundamentales. “Somos claves en el desarrollo de nuevas estrategias que, hasta ahora, no se han llevado a cabo porque no han integrado a las EPAS en las instituciones”. 

 Reivindicación enfermera

Entre sus reivindicaciones se encuentra priorizar la vacunación como respuesta para lograr una buena calidad de vida entre la población. “Es hora de que los responsables políticos pongan la inmunización en el primer lugar de sus agendas y las vacunas para adultos pueden impulsar un envejecimiento saludable”. Su opinión se basa en el criterio de expertos.  “La inmusenescencia se caracteriza por una reducción de la respuesta sanitaria y los expertos han avanzado en la implementación de planes para encaminarse hacia un envejecimiento sano”.

Entre las propuestas que plantea se encuentra la investigación. “El orden de prioridad sería la investigación en enfermería, el diálogo para establecer las bases de nuestro rol en vacunas”.